05 agosto 2018

TRECE ROSAS EN QUART DE POBLET






Hoy, que hace 79 años del asesinato de las mujeres que conocemos por las “13 Rosas”, me interroga de buena fe un amigo sobre la razón por la que esas personas tienen dedicada una calle en Quart. A mi amigo, una persona tan común como yo, experto en unas cosas pero desconocedor de otras, como yo, le he explicado lo siguiente:

-Las “13 Rosas” merecen la memoria pública de tener una calle en Quart por decisión de la ciudadanía, que a propuesta de la Comisión Municipal las eligió entre otras posibilidades para renombrar una calle que en virtud de la llamada “Ley de Memoria Histórica” no merecía un franquista, una persona no demócrata en definitiva.

-Las “13 Rosas” fueron víctimas, como otras centenares de miles, de la represión institucional del franquismo. Su “delito”, como el de la gran mayoría de las personas reprimidas, encarceladas y fusiladas, era político. El franquismo, como el nazi-fascismo con el que colaboraba y estaba emparentado, contenía en su propia naturaleza ideológica la eliminación física del oponente político. Al menos 14 personas de Quart sufrieron la misma desgracia que esas 13 mujeres.

-El golpe militar y fascista del 18 de julio de 1936 provocó una guerra, y un contexto de conflicto civil, en el que en ausencia de poder establecido tanto en zona leal como sublevada se cometieron crueldades y violencias contra el considerado enemigo. Al menos cuatro personas relacionadas con Quart fueron asesinadas por la llamada “violencia revolucionaria” republicana: Evaristo Perdido; Crescencio Rodilla; Gerardo Paadín y Juan Bautista Valldecabres.

-Sin justificar de ninguna manera la violencia política, ni ninguna otra, debe diferenciarse no obstante entre la autoría “popular” en tiempo de guerra y la autoría institucional practicada por el franquismo cuando como según anunciaba “la guerra ha terminado”. El franquismo, como manifestó la ONU y las Cortes democráticas españolas, merece ser condenado de manera rotunda y sin reparos por su carácter antidemocrático y contrario a los derechos humanos.

-Ninguna de las personas asesinadas durante la Guerra ha perdido en Quart el honor que merece como víctima de la violencia política, ni le es de aplicación, a buen criterio de la Comisión Municipal, la Ley de Memoria Histórica. En la Memoria Democrática que pretendemos y estamos construyendo todas las víctimas son iguales, y todas las personas tienen el inalienable derecho a la vida. Por eso Valldecabres y Crescencio Rodilla conservan vías públicas a su nombre.



-Que el franquismo utilizara las víctimas de la “violencia revolucionaria” republicana en su favor y provecho, y para justificar su ocupación del poder y represión, no significa que esas víctimas sean indignas de memoria pública. Es la memoria impuesta por el franquismo, y no la de las víctimas, la que en democracia se debe deconstruir.

-El franquismo honró, reconoció y favoreció a sus “Caídos” y reprobó y forzó el olvido de las víctimas de su criminal gobierno durante 40 años. La reivindicación y recuperación de la memoria de esas “otras” víctimas resultaba históricamente necesaria para en la medida de lo posible igualar su consideración pública, y además, evidenciar la innegable crueldad e inhumanidad del régimen. Pero ya es tiempo de iniciar una nueva fase en la que elevar a “asunto de estado”, para responsabilidad y compromiso de quienes nos manifestamos demócratas, la tarea de construir una Memoria Democrática, en la que con rigor histórico, aparcando intereses partidistas y electorales, y con contundencia ética y moral, se definan paradigmas de pensamiento acordes con el sistema político por el que tantas personas dieron tanto. 

A mi amigo lo he dejado pensando, que al fin y al cabo es lo que en este espacio más que ninguna otra cosa pretendo.



Pedro Gascón